Música Clásica Argentina
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Angel E. Lasala

Chasca-Ñahui (Ojos de lucero) (1939)  Compras

Leyenda coreográfica en un acto y dos cuadros. Argumento

 

ArgumentoAngel E. Lasala

Formación: 2 Flautines, Flauta 3º y 4º, 2 Flautas, 3 Oboes, Corno Inglés, Oboe 4º, 3 Clarinetes en Si bemol y La, Clarinete bajo, Clarinete 4º, 3 Fagotes, Contrafagot, Fagot 4º, 4 Trompas en Fa, 3 Trompetas en Si bemol, 3 Trombones, Tuba, Timbal, Bombo, Tambor militar, Pandero, Platillo, Triángulo, Tam tam, Matraca, Castañuela, Xilofón, Campanillas, Campana tubular, 2 Arpas, Celesta, Piano, 5to Cuerdas.

Duración: 45´

Estreno: Buenos Aires, 11-08-1944, Teatro Colón. Coreografía y Régie: Margarita Wallmann. Escenografía y vestuario: Raúl Soldi. Confección de vestuario: María Esther Ferrer de Morillo. Efectos de luz negra: Emilio Lacombe. Dirección de Coro: Rafael Terragnolo. Dirección de Orquesta: Roberto Kinsky.

 

 

Intérpretes:

María Ruanova

Chasca Ñahui  (La joven imilla)

Michel Borowski

Chulpa (El enano duende)

Alberto Siccardi

Guayna  (El pastor coya)

Aurelio Molina

Yunga  (El brujo agorero)

Raúl del Lago

Ñuscay  (La vieja bruja, servidora del duende)

Ciro di Pardo

Puhiscardi (Hechiceros servidores del duende)

Franciso Pinter

Atuspai

Edgardo Deporte

Inti  (Un rayo de sol)

Srtas. Agoglia, Canudas, Del Valle, Ferrari, Goldkuhl, Segovia, Requejo, Yussem
Sres. Burian, Deporte, Grey, Lommi, Reyes, Sandoval, Tupin, Varela

 

Serranos

Srtas. Kriner, M. Lemos, L. Lemos, B. Lemos, Mastrazzi, Morales, Ruanova, Schein
Sres. Blanco, Campos, Castaño, Díaz, Gago, Llobet, Moreno, Pinto

 

Pastores

Sres. Deporte, Lommi, Reyes, Varela

 

Zapateadores

Sres. Cofone, Gago

 

Músicos

Srtas. Adamowa, Amicón, Cresto, De la Zerda, Eleta, Gnavi, Irinova, Kazda, Molino, Rabboni, Ravena, Osés, Pérez, Guzmán, Silberberg, Levers 

 

Seres maléficos

Sres. Barceló, Burian, Castaño, Antelo, Campos, Cago, Llobet, Sandoval

 

Guardianes del duende

Srtas. Admetlla, Biringer, Caviglioli, Deporte, Martini, Rodríguez, Serrano, Olivera

 

Espectros

Sres. Deporte, Di Pardo, Grey, Lommi, Moreno, Molina, Pinter, Pinto, Tupin

 

Poderes diabólicos

Srtas. Canudas, Del Valle, Farrace, Ferrari Goldkuhl, Requejo, Segovia, Yussem

 

Brujas

Srtas. Faustein, Fosati, Kriner, M. Lemos, Mastrazzi, Morales, Luque, Schein

 

Magos

Srtas. Adamowa, Admetlla, Agoglia, Amicón, Canudas, Cresto, Del Valle, Eleta, Farace, M. Ferrari, B. Ferrari, Faustein, García, Caviglioli, Gnavi, Goldkuhl, Irinova, Kazda, Kriner, B. Lemos, L. Lemos, M. Lemos, Mastrazzi, Molino, Ruanova, Olivera, Segovia, Silberberg, Schubert, Yussem
Sres. Antelo, Burian, Campos, Castaño, Deporte, Díaz, Di Pardo, Gago, Grey, Lommi, Llobet, Molina, Moreno, Pinter, Sandoval, Tupin, Varela

Cholas y coyas

 

 

 

Argumento

 

Acto I

La acción en las regiones Norteñas

Cuadro Primero

En la Puna

La escena representa una meseta, atravesada por una cadena de cerros, entre los cuales, serpenteando y en pronunciado descenso, se destaca un sendero que se pierde en lontananza. Una misérrima vegetación representada por la tola, jaras, cactos y cardones, se esparce por el terreno. Cae la tarde en un pronunciado crepúsculo que se extiende a lo lejos y alguna que otra estrella aparece en el firmamento diáfano.

Un pronunciado crepúsculo insinúa la noche. Óyese una lejana melodía que anuncia la llegada del brujo YUNGA, quien cruza la comarca en sus maléficas correrías. Mientras CHASCA ÑAHUI, la hermosa imilla de ojos de lucero, creyendo que es su amado GUAYNA, el pastor, baja por los cerros para ir a su encuentro. YUNGA, que la ha visto venir oculto entre los cerros, sugue todos sus movimientos, y en un preciso instante sale a su encuentro, llenando de espanto a la joven coya, que intenta huir. YUNGA vuelve entonces a entonar su nostálgica canción, bajo la cual disfraza su persona, y de su quena fluye una plácida sugestión realzada por el evocador crepúsculo que se extiende en lontananza.  Con ello consigue hacer retornar a CHASCA ÑAHUI, quien lo observa primeramente con curioso temor, hasta que finalmente cobra confianza y le confía sus sentimientos por GUAYNA y el motivo por el que ha llegado a ese lugar. Creyó que fuera su amado, con el que se dieron cita al crepúsculo para contemplar la salida de la luna y las estrellas. YUNGA, impotente en sus maleficios ante tanta hermosura, la interrumpe para advertirle de los peligros que la rodean, y le recuerda el duende CHULPA,que anda siempre por los caminos en acecho de los enamorados, para convertirlos en malignos espíritus, transmitiéndoles su poder.

CHASCA ÑAHUI, sugestionada por los relatos del brujo, ve que de los cerros surgen sombras de formas grotescas. YUNGA entonces le recomienda que no mire a QUILLA, la reina de la noche, la hermosa luna llena que poco después ha de asomar entre los cerros, y que acompaña a los enamorados en sus idilios. Si así lo hiciera, pronto lo sabría CHULPA, quien vendría a raptarla ya que quiere para sí a todas las mozas como ella, de ojos de lucero.

Mientras el brujo continua su marcha al son de su canción, y se pierde por el camino de los cerros, CHASCA ÑAHUI, sorprendida por lo que le ha dicho, atisba inquieta el horizonte,  confiada en que pronto ha de llegar GUAYNA.

Escúchase a continuación  la llegada de una alegre caravana de pastores y gente de la comarca, que regresan de una fiesta en los pagos vecinos. Al encontrarse con CHASCA ÑAHUI, el entusiasmo por los festejos realizados se refleja aún en ellos, y así, improvisan una danza en la cual CHASCA ÑAHUI se destaca por su gracia.

Terminada esta danza, emprenden de nuevo el camino invitando a CHASCA ÑAHUI a acompañarlos. Pero ella no puede hacerlo, GUAYNA todavía no ha llegado y ha de esperarlo. Mientras en la lejanía se pierde la caravana, CHASCA ÑAHUI, inquieta por la tardanza de GUAYNA, escudriña ansiosa el horizonte y en un momento de exaltación mira a QUILLA, invocando protección para su amado. La reina de la noche, que ya luce todo su esplendor iluminando el panorama, parece calmarla, y entonces la joven se dispone a descansar.

Mientras, todo parece convulsionarse: los cerros se iluminan con vivos relampagueos y la escena poco a poco se anima con la llegada de seres y animalejos extraños. Estos denuncian la llegada del duende que viene a cumplir la profecía del brujo YUNGA, de quien, en ráfagas sonoras, se oye el motivo de su advertencia.

CHASCA ÑAHUI, dándose cuenta de su falta, en su desesperación intenta huir, pero es impotente ante los poderes maléficos que poco a poco la van rodeando. CHULPA aparece de improviso  en lo alto de un cerro, y en rápido descenso llega hasta la joven coya, que cae desvanecida, aprovechando él para ordenar que se introduzca a CHASCA ÑAHUI en un virque y para huir rápidamente a los cerros, que continúan centelleando amenazantes.

GUAYNA, entretanto, que se acercaba, ve desde lejos la impresionante escena que se desarrolla en el lugar donde debía encontrarse con su amada. En rápida carrera llega hasta allí, pero ya es tarde, pues el duende se pierde en la oscuridad.

Impotente para darle alcance, pues los poderes maléficos, en su huída, lo confunden y dominan, el joven, con toques estridentes de su erkencho que retumban por los cerros, atrae la atención de los pastores y de la gente de la comarca entregados al reposo, que llegan sobresaltados alcanzando a ver en la lejanía la figura siniestra del duende y su maléfico séquito, y se dan cuenta de la tragedia que ha acontecido. Con exclamaciones de espanto claman por la desgracia, y en masa deciden lanzarse tras el raptor, armados de palos y piedras.

 

Cuadro Segundo

En las Grutas de la Quebrada (Salamanca o reino del duende) 

La escena representa el reino del duende CHULPA, que se extiende por entre grutas y desfiladeros cubiertos de frondosa vegetación. En la oscuridad de la noche, el ambiente misterioso y tétrico, es iluminado por fulgores verde-violeta que contrastan con el resplandor rojizo de una fogata alrededor de la cual danzan los espíritus malignos que surgen y se pierden en un continuo ir y venir por las grutas. En un costado se destaca un trono compuesto de exóticas flores.

Al comienzo de la acción, en el reino del duende se percibe un gran revuelo. Escúchase la llegada de CHULPA y los poderes maléficos que lo acompañan, trayendo el virque donde se encuentra CHASCA ÑAHUI. A la llegada de estos en el reino es todo algarabía, y así, en una escena de gran animación, CHASCA ÑAHUI es sacada del virque  y y llevada a un trono formado por exóticas flores, mientras los gritescos personajes del reino se entregan a una danza orgiástica para celebrar el acontecimiento.

Al finalizar esta danza, CHASCA ÑAHUI es halagada por CHULPA, mientras alisa su cabellera. ÑUSCAY; la vieja bruja, aparece con un grupo de mozas encantadas y changos esclavos. La joven evoca su amor por GUAYNA, causa de la desgracia acaecida y, en su desesperación, tiene la visión de una cruz, la “cruz del cerro”, que como signo milagroso de fe, la reconforta y calma. En el reino se produce un movimiento de estupor y agitación que es dominado por CHULPA.

Las mozas encantadas y los changos esclavos se conduelen de la joven imilla y la acompañan en la imploración que hace a CHULPA por la libertad de todos. Escúchase entonces el tema del brujo YUNGA que, como señal profética, parece indicarle que todo es inútil ahora, y CHASCA ÑAHUI cae desvanecida.

CHULPA recoge a la joven y la deposita en su lecho cubriéndola con el poncho, que con su poder ha de resguardarla de cualquier situación funesta.

Todos se van retirando y CHULPA, extasiado, contempla a la joven, pero de improviso se escucha la llegada de los pastores  que, en penosa marcha durante toda la noche, han descubierto la guarida del duende.

La alarma cunde en el reino y CHULPA extiende los poderes maléficos que detienen y desorientan a los pastores, mientras ordena a PUHISCARI y ATUSPAI, sus hechiceros, que conviertan el reino y los prisioneros de modo de no ser descubiertos, al son de una danza diabólica.

Amanece. Las primeras luces de la aurora persiguen al espíritu de las tinieblas y CHULPA, sin apercibirse de ello, en un preciso momento es sorprendido por un luminoso rayo de INTI, que lo ciega por su resplandor aniquilando sus fuerzas, ya que, desprovisto del poncho,  no es dueño de su poder invencible y en lucha desigual, cae aletargado. El poderoso efluvio maléfico con que alimentaba a su reino queda de esta forma diluido, y los pastores consiguen vencer a los poderes diabólicos que con lamentosos quejidos exñpresan una agonía que no alcanzan a comprender.

GUAYNA franquea ya la entrada del reino y CHULPA, en su último intento de desesperada salvación, al querer recuperar el poncho delata el lugar donde yace CHASCA ÑAHUI.

GUAYNA, al descubrirla, rápidamente la libra del poncho lanzándolo a la hoguera que en contados minutos lo sonsume, significando esto la muerte del duende y su reino. CHASCA ÑAHUI vuelve en sí, mientras el reino se va convirtiendo  en una antigua y hermosa comarca norteña. Sus pobladores, conjuntamente con los prisioneros, libres del influjo maléfico vuelven a la vida, luego de haber estado largo tiempo convertidos en árboles, piedras, etc.

Con la entrada de los pastores que acompañan a GUAYNA, la escena llega a la apoteosis final, en la cual los cantares, danzas y festejos celebran el acontecimiento, mientras la mañana ya luce en todo su esplendor. Repican las campanas y el amor triunfante se representa en los jóvenes coyas que son festejados jubilosamente.

 
 

© Copyright 2001 Música Clásica Argentina (108657).
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Fecha de lanzamiento 1-02-2001
Responsable: Ana María Mondolo