Los personajes de esta obra están situados en un período de transición de la historia argentina y en un arrabal porteño. Es el mundo pintoresco de los guapos y el malevaje, donde domina el más fuerte, el más diestro en el manejo del cuchillo y del hembraje. Allí se rinde culto al coraje y al hombre que se impone tanto en la pelea como en el baile.
En este ambiente de guapos las relaciones se establecen mediante rígidos códigos de honor que no excluyen la intolerancia y la violencia y que obligan a estar siempre listos para el duelo. Rehusar la provocación sería una deshonra.
La muerte de Pancho Morales, sirve de disparador para contar la historia de este guapo a través del recuerdo de su hija Elena. Ella toma sobre sí, no sólo la muerte, sino también la persona de su padre. Su adhesión incondicional a los valores y a la época de Pancho Morales conforma su destino infausto.
Morales toma cuerpo para encarnar el mito del guapo y cobra vida en los raccontos de Elena para afirmar la nostalgia por el malevaje y sus aspectos positivos mientras que en el recuerdo de su mujer Nélida representa los costados negativos de ese mismo ambiente.
La dramatización se produce cuando ambos mundos se enfrentan. Nélida y Vicente aspiran a una convivencia pacífica en una tácita condena a la provocación y a la justicia por mano propia y se oponen a los códigos de ese círculo de cólera y sangre representado por el reñidero.
Y es a través de Orestes, el hijo, que el tema se desplaza hacia el verdadero nudo dramático: el cambio de perspectiva socio-política y la desmistificación del guapo.
Orestes hijo de Morales, se encuentra atado a los códigos del padre pero sin convicción personal. Busca en él la afirmación de su propia imagen. Su sometimiento es patético cuando desea vencer la indiferencia de su padre y lograr su cariño y respeto. Impulsado por esta necesidad y para ganar su admiración, comete un asesinato.
Durante el velatorio de Morales reaparece Orestes y se reanima la desmesurada sed de venganza de Elena, quien acusa a Nélida y a Soriano, su amante, como responsables de esta muerte. Obsesionada por vengar la muerte de su padre, presiona a Orestes para que sea su ejecutor.
Orestes es la víctima de choque de estos dos mundos en contraposición.
La ligazón afectiva fortísima que lo une a la madre y la amistad fraterna de Vicente, darán lugar a otros raccontos esclarecedores y desmitificadores de la figura de Pancho Morales.
Orestes debe decidir entre cumplir la venganza, según los códigos de honor y coraje propios del mundo paterno o escuchar su propio deseo: el del hombre que no quiere matar.
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