Música Clásica Argentina
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Ópera

Roberto García Morillo

El Caso Maillard op 41 (1972/1973)

ópera en dos actos. Argumento

Partes: Acto I. Cuadro I. 1) Preludio; 2) Escena I; 3) Escena II; 4) Escena III; 5) Interludio. Cuadro II. 6) Escena IV (Canción de Ada: The Hanted Palace); 7) Escena V; 8) Final (Alucinación de Maillard). Acto II. 9) Interludio y baile coral I; 10) Escena VI; 11) Baile coral II (Vais de la Bastilla); 12) Escena VII; 13) Baile coral III (Bacanal de Dionysos); 14) Escena VIII; 15) Escena XI; 16) Final (Apoteosis de Maillard). 

Libreto: original en español del compositor, basado en un cuento de Edgar Allan Poe. 

Formación: 2.2.2.2 – 4.2.3.1 – timbal, percusión, arpa, piano – cuerdas. 

Materiales en Buenos Aires, Ricordi Americana. 

Premio:  Nacional de Música, correspondiente a la producción 1975/1978, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. 

Observaciones: la partitura orquestal fue concluida en 1975.

Estreno: Buenos Aires, 30-09-1977, Teatro Colón. Orquesta Estable del Teatro Colón, director: Jorge Fontenla. Director de Coro: Alberto Balzanelli. Régisseur: Jacobo Kaufmann. Escenografía: Enrique Bordolini. Vestuario: Enrique Bordolini e Hilda Perna. Coreografía: Dora Kriner. 

Intérpretes:

Angel Matiello
Jorge Giabbanelli
Lydia de la Merced
Evelina Iacattuni
Nelly Romanella
Nino Falzetti 
Eduardo Ferracani
Enzo Betti
Guido Debenedetti
Horacio Yadisernia
Walter Maddalena
Pino De Vescovi
Osvaldo Cesari
Italo Pasini

  Maillard (Dr. Alquitrán)  
(Edgar Allan, periodista)  
(Eva Adams, fotógrafa)  
(Ada Evans)
(Madame Joyeuse)
Kock (Prof. Pluma)  
(Petit-Legrand)
(L´Ainé-Cadet)  
(De Boulard)
(Joe La Tumba)  
(El Director)
(guardián)
(guardián)  
(Director de orquesta)

 

Argumento

Acto I

Cuadro Primero:
La acción transcurre en un país y en una época indefinidos. Dos jóvenes periodistas, Edgar Allan y Eva Adams, han recibido el encargo de realizar una extensa nota sobre el sistema practicado por el doctor Maillard, prestigioso director de una casa de salud de provincia, distante varias horas de la capital. Al llegar no encuentran a nadie en la puerta del establecimiento, por lo que ingresan al despacho del director. Repentinamente se oyen fuertes gritos que cesan poco después. Deben ser los locos. Se presenta el director, quien al principio se expresa con bastante reserva, pero luego, al enterarse del objeto de la visita, sus modales se dulcifican. Con mucho gusto explicará a los visitantes las particularidades de su sistema. Ante una nueva explosión de gritos se retira, acompañado por un sirviente gigantesco, mudo: Joe, la Tumba. Comienza luego a escucharse a lo lejos una suave y melancólica canción. Cuando regresa Maillard les informa que se trata de Eva Evans, una de sus colaboradoras. Maillard continúa hablando de sus procedimientos, aconseja a los periodistas descansar un rato para hacerles conocer más tarde en el “salón dorado”, a algunos de sus ayudantes.

Cuadro Segundo:
Al comienzo de este cuadro se escuchan las notas finales de un aria trágica de ópera italiana, cantada por Ada. Es presentada a los periodistas, así como otros dos colaboradores, de apariencia algo estrafalaria: Madame Joyeuse y el profesor Kock. La conversación, muy animada, se hace general, quedando Edgar y Eva sorprendidos por algunas reacciones un tanto extrañas de los presentes, quienes sin embargo se muestran muy cordiales y amables con ellos. El director les indica que, como se hace tarde, al día siguiente les hará visitar las diversas dependencias de la mansión, para que puedan apreciar las ventajas de su sistema con los enfermos. Pero esa noche serán sus invitados, participando de una gran fiesta que se realiza en celebración de un acontecimiento muy importante, algo así como “la toma de la Bastilla” y “la caída del antiguo Régimen”. Además les anticipa que se van a divertir enormemente, dado el sentido del humor de sus colaboradores y asistentes. La fiesta será de etiqueta y cuando los periodistas manifiestan que no han traído ropa adecuada, Maillard responde que eso no tiene la menor importancia, pues lo mismo serán muy bien recibidos. Se escuchan nuevos gritos y rumor de carreras. Se abre violentamente una de las puertas y aparece corriendo un loco, perseguido por Joe La Tumba y otros guardianes, quienes pronto lo dominan y lo conducen a su celda. Todos, menos Maillard, se retiran para prepararse para la fiesta. El director queda solo y va siendo víctima de una alucinación. Muy convencido de su importancia, cree oír las voces de una multitud de seres imaginarios que lo rodean y exaltan su grandeza.  

 Acto II

La acción tiene lugar en el “salón Imperial”, de amplias dimensiones y lujosamente decorado, aunque con detalles de mal gusto, donde se celebra la fiesta. Asiste a la misma una veintena de invitados, y la mesa se halla espléndidamente servida. A los anteriores se suma nuevos personajes: Petit-Legrand, Iocuaz y desenvuelto; l´Aniné-Cadet y De Boulard, que permanecen como ensimismados. La fiesta se desarrolla en forma alegre y bulliciosa, a los sones de una pequeña orquesta de músicos ataviados de manera extraña, alterando canciones y números de baile con animadas conversaciones.  
El anfitrión dialoga con sus huéspedes, refiriéndose sucesivamente a varios casos divertidos de personajes que habían vivido en la casa de salud; los mismos creían haber sido convertidos en un asno, una rana y un trompo, respectivamente. El diálogo se hace muy vivaz y nervioso, con algunas absurdas reacciones de los comensales, que motivan reiteradas llamadas al orden de parte de Maillard. Sigue una especie de vals burlesco, donde se alude nuevamente a un cambio de régimen. Luego Madame Joyeuse y Ada se refieren, con desenvoltura, a sus habilidades respectivas, una de transformarse en gallo y la otra de “vestirse poniéndose fuera de sus ropas”. Ante la sorpresa y la inquietud cada vez mayores de los periodistas, y un pedido de explicaciones, Maillard les asegura que se trata de gente absolutamente normal y que sólo puede atribuirse sus vehemencia a la ingestión de bebidas espirituosas. Pero los periodistas no quedan convencidos más que a medias, por esas respuestas.  

Como culminación de la fiesta sobreviene un baile tumultuoso, el baile de Dionysos, que finaliza con el estallido violento de un trueno. La tormenta provoca un terror general entre los circunstantes, pero Maillard les asegura que no hay que temer, pues el trueno se encuentra entre ellos, y será fácil destruirlo. Alude al propio Edgar Allan, a quien los colaboradores de Maillard pretenden nada menos que arrojar por la ventana, “para que se vaya volando”. Eva Adams trata de ayudar a su compañero, acudiendo en su defensa. En ese momento se oyen fuertes golpes en ambas puertas de la sala, produciéndose una desbandada general. Las puertas se abren, e irrumpen en la habitación ahora casi a oscuras e iluminada por la luz de los relámpagos y las linternas, dos grupos de seres de apariencia casi simiesca. Son los guardianes, quienes habían sido dominados y encerrados por los locos y que ahora han conseguido escapar. Pronto reduce a los enfermos con excepción de Maillard, quien ha trepado a lo algo de la escalera y amenaza con precipitarse al vacío.
Edgar Allan trata entonces de convencerlo de que debe darle los datos y explicaciones requeridos, para poder redactar una importante noticia, en la que se dará a su sistema la publicidad que corresponde. Las palabras del periodista son convincentes y Maillard, ante la perspectiva de una extraordinaria difusión de su método, empieza a prestar más atención a las lisonjeras frases de Edgar. Son mencionados Dante y Napoleón, quienes lo contemplan “desde el fondo de la historia”, y Maillard va sufriendo poco a poco una nueva ilusión, en la que cree percibir tanto la actitud admirativa de los personajes citados como las muestras de entusiasmo y fervor de una muchedumbre de seres imaginarios. Es elevado así sobre un pavés y conducido en triunfo, hasta desaparecer por una de las puertas laterales, en medio de las aclamaciones de los circunstantes.

 

 
 

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Fecha de lanzamiento 1-02-2001
Responsable: Ana María Mondolo