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Música y Educación

de Ana Lucía Frega

Miembro de Número de la Academia Nacional de Educación

La música en la enseñanza media

por Ana Lucía Frega  

Cátedra y Vida, Marzo y abril de 1969 

De una manera u otra, es altamente probable que en el transcurso de 1969 se reestructuren los niveles de la escolaridad argentina, en lo que se ha dado en llamar el Sistema Nacional de Educación.
Este sistema, según el proyecto de ley en estudio en momentos de escribirse este artículo (primera semana de marzo), tendrá entre sus objetivos enunciados en el artículo 7° “la formación integral... espiritual del hombre” (inciso a) y “elevar el nivel... estético de la población” (inciso b).
Estará constituido por la educación preescolar y cuatro niveles de educación graduada.
Pensamos que no habrá modificaciones desfavorables en el status asignado a los contenidos musicales en los actuales programas de preescolar, y que se conservarán en el primer nivel de educación graduada los criterios imperantes en la escuela primaria.
A este respecto, nos queda desear que una rápida actualización pedagógica-didáctica de los especialistas permita equilibrar en calidad, homogeneizando, el vigoroso movimiento de renovación de la llamada “hora especial de música” que se está sintiendo en el país. Todos los esfuerzos –estatales y privados- que se dediquen a este logro se verán premiados por una mejor articulación entre los niveles, lo que facilitará los esfuerzos de consolidación que corresponderán, según artículos 11 y 12 del citado proyecto, a los segundo y tercer nivel de la educación graduada.
Nos interesa reflexionar aquí sobre estos dos últimos niveles. Lo haremos tratando de enfrentar la situación con proyecto de soluciones.
En el segundo nivel o escuela intermedia, de carácter obligatorio igual que el primero según el proyecto, “ se enseñará a estudiar y a pensar... para adquirir un mejor conocimiento de sí mismos, de la historia...” (artículo 11 inciso a), a la vez que se “proporcionan los conocimientos formativos básicos de la cultura general” (inciso b).
No dudamos que a alcanzar estos objetivos se tenderá, también, mediante la Música.
Hagamos un poco de historia para ver cómo llegará preparado a esta etapa el sujeto de la educación, el alumno.
En preescolar, entendemos que el educando ejercitará la función sensorio motriz a través de la audición de la música y la correspondiente expresión en movimientos; que se le proporcionarán nuevos medios de expresión, por lo que frecuentará canciones y utilizará instrumentos acompañantes; que será guiado para ejercer su imaginación creadora en el enunciado vocal, corporal e instrumental de pequeños temas musicales. A la vez, estas actividades, realizadas en parejas y/o grupos pequeños o grandes, colaborarán a su integración consciente en la sociedad (objetivos de preescolar, artículo 9).
Al primer nivel (primaria), corresponderá el desarrollo y aprovechamiento de los elementos así trabajados, en un proceso de educación auditiva y rítmica, y el despertar de la apreciación. Esto constituirá un manejo más amplio del lenguaje musical, ya que se trata aquí de “dar la cultura fundamental” (artículo 10, inciso b).
Es obvio que la materia música mantendrá su carácter obligatorio en estos dos niveles. Mas, ¿qué ocurrirá en el 2° y en el 3°? ¿Debe ser obligatoria? Si... No...
Entendemos que esto depende de los objetivos de nivel que, suponemos, están ajustados respetando la evolución de los intereses de los educandos.
Ya hemos citado los correspondientes al segundo nivel, junto con nuestra consideración.
Y leemos en el inciso e) del artículo 12 “perfeccionar la formación artística por la comprensión del sentido humano del arte”. Si en este nivel se intentara perfeccionar, es algo que ya está construido, y su lugar es ese segundo nivel.
No conocemos con qué contenidos se intentará alcanzar esos objetivos en el segundo ciclo de la educación graduada. Deben fijarse, además, los objetivos de la materia... Damos nuestras ideas al respecto, en un intento de colaboración.
Segundo nivel (intermedio): Música: sus objetivos.  

  1. Ubicación histórica del lenguaje musical, con un conocimiento formal y estilístico elemental, conociendo las figuras más destacadas de la música en su evolución.
  2. Conocimiento de los medios de expresión musical (voces, instrumentos y movimiento).
  3. Manejo fluido de técnicas correctas de emisión vocal y simples instrumentales.
  4. Ejercitación, por la observación y experimentación, de la capacidad de escuchar música juzgando.
  5. Integrar a la sociedad por la actividad de conjunto vocal y/o instrumental, donde se ejercen las responsabilidades individuales y las relaciones sociales.

Para el logro de estos objetivos -expuestos solamente a manera de borrador- que concurrirán a alcanzar los propios del nivel, entendemos que Música debe ser materia obligatoria en este segundo nivel del sistema nacional de educación.
El tercer nivel -adolescentes- es el que habrá que "perfeccionar", es el que presenta el máximo problema en nuestra materia.
Por cierto, el adolescente reaccionará tanto más positiva o negativamente ante el mundo musical, cuanto más o menos favorablemente hayan sido recorridos los períodos anteriores.
Pues bien, ¿cómo alcanzar los objetivos transcritos, correspondientes a los incisos a) y b) del artículo 12?
Aquí es donde creemos que las soluciones deben ser profundamente renovadoras con respecto a las tradiciones de la escuela media argentina.
Creemos que las instituciones de tercer nivel deberán ofrecer a los educandos que las frecuenten las más variadas posibilidades musicales:
- Cursos voluntarios de historia y apreciación musical, convenientemente ilustrados audiovisualmente.
-Coros populares de voces no seleccionadas para los alumnos menos dotados que, sin embargo, puedan enfrentar obras poco comprometidas, sin intención de lucimiento público, buscando solamente el propio solaz.
-Coros de voces seleccionadas en los que la meta artística tendrá principal importancia, frecuentándose la literatura universal de distintas épocas.
-Actividad instrumental de cámara, en pequeños conjuntos llegando, inclusive, a la orquesta juvenil intercolegial.
-Peñas folklóricas donde se interprete el folklore argentino y se conozca el universal.
-Ciclos de conciertos llevados a la escuela -o a la zona- y grupos de alumnos que concurran a conciertos de distinguidos intérpretes, con el asesoramiento de un profesor.
-Visitas a fábricas de instrumentos y talleres de luthiers.
-Entrevistas con músicos destacados de diversas especialidades.
-Todas las actividades integradas con otras cátedras (literatura, dibujo, historia, etc.) que puedan dar lugar a montajes de obras de la capacidad de búsqueda de los colegas profesores.
Este planteo da lugar a varias situaciones dignas de consideración.
Es evidente que un curriculum que contemple tal diversidad de actividades no puede ser obligatorio para todos los alumnos, puesto que e sus objetivos prima lo vocacional. Aquí es donde redituará lo acumulado en los dos niveles de escolaridad graduada precedentes. Si el educando, que ha recorrido nueve años, sin contar preescolar, frecuentando la música, no se sintiera de ninguna manera atraído por ella, podría deberse a dos factores, por lo menos  

  1. es naturalmente refractario a la misma (!);
  2. ha recibido deficiente educación musical.

Como solución a 2 -en la que se podría incluir 1 con fines informativos- puede determinarse un término lectivo obligatorio de la materia en este tercer nivel, que estará dedicado, entonces, a aquellos que no hubiere optado espontáneamente por ninguna de las numerosas oportunidades que la escuela ofrecería.
Porque esto es lo ideal: que a los quince años de edad, luego -repetimos- de nueve años de contacto obligado con la música, las actitudes del adolescente sean de interés, respeto y amor hacia la misma, que desee frecuentarla.
Además, y también, porque la ha conocido en la diversidad de sus facetas, que sea capaz de elegir qué es lo que más le interesa, para poder dedicarse a ello en profundidad.
No olvidemos que la presencia de la materia se justifica porque es finalidad de la educación el desarrollo integral del ser humano, posibilitando su iniciación en el manejo de la escala de los valores de la comunidad a la que pertenece. Si los mismos le han sido correctamente entregados durante el 1° y 2° nivel de la escolaridad graduada, corresponde permitirle autonomía en su manejo a partir de este momento. Siempre habrá guías que lo conduzcan y lo ayuden en sus primeras búsquedas individuales.
Veamos algunos problemas de índole práctica que queremos puntualizar:  

  1. El movimiento de los alumnos entre los grupos, de aplicarse nuestras sugerencias sobre diversidad de actividades: no se trabajaría con divisiones completas. Las soluciones son varias, sugeridas por las técnicas de grupo, pero no se nos escapa la más simple, que atomiza la división en sectores por interés, dentro de la misma distribución horaria.
  2. Material e instalaciones. Nuestra larga experiencia docente nos enseña que éste es un serio problema. Sabemos, sin embargo, cuánto están haciendo las cooperadoras por dotar a los establecimientos de los más diversos medios audiovisuales. Esperamos que se pueda contar en cada institución con, por lo menos, un piano y un modesto salón. Esto es suficiente para todo nuestro plan. Corresponderá al planeamiento cuidadoso interáera lograr un armonioso uso de las instalaciones comunes, y un total aprovechamiento del salón de música a lo largo de los días de la semana, para bastar a las necesidades de práctica de los distintos conjuntos.
  3. Los profesores. ¡Pero ésta es también una oportunidad para ellos! Por cierto es difícil que una sola persona pueda atender tantas actividades -por lo menos en un futuro inmediato- porque los profesores nacionales de música no están siendo preparados para atender estas necesidades (podrían estarlo en el futuro como ocurre en otro países ya). Pero, por el momento, podrían organizarse cursos de capacitación en las distintas especialidades para que, entre los distintos profesores que habitualmente integran el plantel especializado de los establecimientos, cada uno elija un área de acuerdo con sus preferencias, y se especialice en ella.
  4. El costo del material. Esto es muy relativo: sobran ejemplos de que familia y educando cumplen los esfuerzos necesarios cuando están convencidos de la utilidad del mismo. Sobre todo en este nivel, que es voluntario, en el que el individuo opta vocacionalmente en un marco que, como el presupuesto aquí, brinda tal diversidad de posibilidades.  

Detectar la dificultad para encontrar soluciones es función de la inteligencia. Confiamos en que el lector de este artículo -colega o autoridad- no se quede con las primeras que nuestras ideas, sin duda, suscitan.
Gestar la vida cultural del futuro, incorporar el arte musical en la formación de cada habitante para que lo cultive según sus posibilidades e intereses, colaborará al engrandecimiento nacional. Ojalá nuestras inquietudes de hoy colaboren y ayuden a alcanzar este objetivo.

 

 

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Fecha de lanzamiento 1-02-2001
Responsable: Ana María Mondolo